miércoles, 28 de noviembre de 2012

Mr. Fahrenheit in Frankfurt

Pre-Erasmus II 


Este es un viaje que hicimos mientras estuve aquí en verano, cuando descubrimos la maravilla del Schönes-Wochenende, gracias al cual cinco personas pueden viajar por 40 durante toda Alemania durante el fin de semana. La única pega que tiene el ticket es que dura tan solo 24 horas, pero aún así por 16 euros ida y vuelta a cualquier lugar del país es bastante barato. 

Así que decidimos ir a Frankfurt am Main, hay que especificar porque hay otra ciudad que se llama Frankfurt (an der Oder) pero la primera es la famosa de las salchichas. Por cierto, cuando detrás del nombre de Frankfurt pone "an der/am" y un nombre propio es porque ese nombre es un río, ya que aquí en Alemania la mayoría de las ciudades tienen uno. 

Al principio no estuvimos seguros de ir; dos chicas (Eva y Patri) querían ir y buscaban personas para el ticket les hacían falta tres y la noche de antes en el Neckar estuvimos discutiendo acerca de ir o no; había algunos que no querían ir, otros que preferían ir otro fin de semana y otros que queríamos ir. No podíamos hacer el viaje todos juntos, porque al ser muchas personas era muy difícil ponerse de acuerdo, así que Helen, María Ángeles y yo nos apuntamos, y no nos arrepentimos. 

Para variar, esa noche dormí más bien poco y al día siguiente a las 9 am estaba cansadísimo, pero fui a la Hauptbanhof y ¡dirección a Frankfurt! 

Obviamente, me dormí en el tren, y cuando me desperté tuve una panorámica de la ciudad mientras el tren entraba en ella, y era una panorámica perfecta. Nunca había estado en una ciudad de este tipo, con tantos rascacielos y verlos por primera vez sorprende bastantes. 

Ahora voy a poner unas fotos de la ciudad y explicar qué parte son. 




Una de las calles principales de la ciudad, que alterna edificios clásicos con rascacielos. 



Esta es una vista desde uno de los dos lados del Main, como veis no es para nada como Heidelberg, donde abundan las casas pequeñitas. 




Esta es la Hauptbanhof, la estación principal de trenes y en la fotografía de abajo aparrece el Banco Central Europeo, que se encontraba a cinco minutos andando. 





Frankfurt, como he dicho antes, es una ciudad plagada de rascacielos, pero en la zona céntrica también están los edificios de este estilo. Aquí la Ópera. 


Aquí estamos Helen, Maríángeles y yo comiendo Currywurst, que son salchichas con salsa Curry y canela. Están buenísimas, pero no son aptas para personas a las que no les guste el picante. 



Bueno, y aquí probablemente lo que más me gustó de mi viaje a Frankfurt; la casa de Goethe, uno de mis escritores preferidos. No hace falta decir que me emocioné bastante cuando la vi, ya que ni sabía que estaba allí. No pudimos entrar, porque costaba bastante caro sin el carnet de estudiante, que no teníamos todavía, pero me queda un año entero para volver y verla, y seguro que lo haré. 





Y esto es el Römer, el centro histórico de Frankfurt con edificios medievales, excepto los que se ven a nuestra espalda en la fotografía donde aparecemos nosotros, que fueron destruidos durante la II Guerra Mundial y reconstruidos. En la fotografía en la que aparecemos Helen y yo, lo que aparece a nuestras espaldas es el Ayuntamiento (o al menos lo que se puede ver de él) que sí sigue en pie desde época medieval. 


Y esto es una de las anécdotas, además de otra en la que, queriendo entrar en una iglesia para verla por dentro, nos encontramos con un bautizo. Es una despedida de soltero; allí los amigos del novio van montado en esta especie de transporte que se mueve como una bici, sin motor ni nada, y en la que van por la ciudad bebiendo cerveza, mientras el novio va disfrazado, hasta que llegan a un lugar (en este caso el Römer) y venden cualquier cosa. 

Por último, os dejo unas fotos de las vistas del río, que en mi opinión, no llega a ser tan bonito como el de Heidelberg, pero también es bastante bonito. 


Pues hasta aquí la visita guiada por la ciudad de Frankfurt, una ciudad que no creía que fuera a gustarme tanto. Así que ya sabeís, si os animais id, que merece la pena bastante. 

Auf wiederlesen! 


sábado, 24 de noviembre de 2012

Mr. Fahrenheit in Heidelberg

Pre-Erasmus y primer mes


Bueno pues yo, el que nunca iba a hacerse un blog y menos para contar su vida en Alemania lo ha hecho. Vamos, tampoco es nada nuevo porque siempre he jurado y perjurado que nunca me haría más redes sociales, y creo que tengo todas las habidas y por haber. ¿Por qué me lo hago? Tal vez porque son las 2.53, tal vez porque me gusta contar mi vida aunque a la gente no le interese, tal vez porque he leído los blogs de otros chavales que están igual que yo o quién sabe, pero aquí os voy a dar el coñazo durante el resto de mi estancia aquí.

Es un poco tarde para empezar a escribir sobre ello, teniendo en cuenta que estamos ya a 23 de Noviembre y que llevo aquí desde el día 5, así que voy a ir paso a paso y publicaré ahora más entradas contando lo que me ha pasado. 

El caso es que aunque lleve aquí desde el día 5, conocí Heidelberg bastante antes, el 5 de Agosto, para ser exactos pisaba Alemania por primera vez, después de un día en la feria de Ceuta, con la misma ropa y sin haber dormido en 27 horas (excepto cabezadas en el vuelo, claro). Pero allí estaba, bajando del avión con una sonrisa en la cara y preguntándome qué me depararía en la pre-Erasmus que estaba a punto de vivir. 

Antes que nada, voy a publicar unas fotos para que veáis que enamora. 


La famosa puerta del Altebrücke, puente viejo de la ciudad. 

Estas son las vistas desde el Philosophenweg, un camino por una de las montañas que rodean la ciudad. 

Paseo en barcas por el Neckar, río de la ciudad.
Vistas del Philosophenweg. 


Vistas de la ciudad desde el castillo. 

Gente con los que estuve en verano, muy grandes. 
Como veis, la ciudad no tiene nada de fea, todo lo contrario. Pues fueron tres semanas geniales, fue una experiencia inolvidable que es difícil expresar con palabras y de los que me llevo este gran recuerdo, el cual cuelga en mi habitación esta noche.


Esas tres semanas no solo fueron tiempo de fiesta, conocer gente y demás. También me sirvieron para hacerme mucho más independiente. Pero al fin y al cabo, esa experiencia no era lo que iba a vivir durante este curso, no dejaban de ser unas "vacaciones", de las cuales siempre les estaré agradecido a mis padres, todo hay que decirlo.

Volví, bastante triste por cierto, a España y tras un Septiembre de despedidas a primeros de Octubre puse rumbo a Cádiz, y el día 4 a Málaga, a un pequeño hostal en el que iba a pasar, no solo la noche anterior al comienzo de la Erasmus, sino también donde iba a cumplir mis 20 años. Y en efecto, a las 00.00 de la noche empezó a echar humo el móvil con tweets, whatsapps y llamadas de gente a la que iba a estar tres meses, o más en algunos casos, sin ver.

Un par de horas después pusimos rumbo al mismo aeropuerto del que había partido dos meses antes. Y allá fui.

También hay que decir que ese día, el de mi cumpleaños, estuve en tres países; España, Francia y Alemania, debido a la escala del vuelo.

Llegué a Heidelberg cerca de las 6 de la tarde, y en vez de estar contento como se suponía que debe estar todo estudiante antes su Erasmus, estaba melancólico. Estaba otra vez allí, pero a la vez ya echaba de menos España (he de decir que ya no me pasa eso) y no pude parar de acordarme de aquellos con los que había compartido mi primera experiencia alemana y que ya no iban a estar.

Esa misma noche salí, no todos los días cumple uno 20 años, pero me recogí pronto porque el cansancio podía conmigo.

Poco más he de decir del comienzo de mi estancia aquí. El primer mes fue algo agobiante; muchísimo papeleo que rellenar, escoger asignaturas, sumar una y otra vez el número de créditos (creo que fue lo peor, dado lo bien que se me dan las matemáticas), enviar correos a profesores, que te contesten con un "sí, estás admitido" o un "no, búscate otra clase", empadronarte, hacerte una cuenta en el banco y a eso le sumas buscar otro sitio donde vivir, ya que mi piso, aparte de tener por compañero a un DJ que no dejaba de pinchar música algo simpático era bastante caro.

Pero finalmente acabé con todo el papeleo y conseguí una habitación en una residencia donde están todos, o la mayoría, de los Erasmus.

En cuanto a las clases, he de decir que es otro nivel. Creo que nunca he ido a una clase con ganas. A todo ello sumando que doy literatura y que los profesores son geniales.

Acostumbrarse a Heidelberg de nuevo no ha sido difícil en absoluto, dado que al haber estado aquí antes ya conocía la ciudad bastante bien y me conocía todos los sitios clave.

Sitios claves como dónde comer, el famoso Mensa para estudiantes, dónde está el médico, pero también donde salir de fiesta porque claro, siempre hay tiempo para pegarse un buen baile en una discoteca. Os dejo unas fotos, y también de Halloween, ya que creo que ha sido la primera vez que lo he celebrado cual americano.




También creo que me falta decir que estoy conociendo gente fantástica. Una de las pocas pegas que tengo es que me junto con bastantes españoles, por eso estoy buscando un grupo de guiris al que unirme, no me he venido de Erasmus para hablar español siempre, y menos estudiando traducción. 

Creo que esto es todo para mi primera entrada. En las próximas hablaré de los pequeños viajes que hemos estado haciendo, que no son pocos la verdad. 

Espero que no haya sido tan coñazo y enhorabuena si has llegado hasta el final. 

Tschüs!