Después de volver de Alemania, allá por el verano del 2013 (¡dos años van a hacer ya!) no había vuelto a viajar a la Europa profunda, así que el viaje de fin de curso era la excusa perfecta para derrochar unos pocos de euros, montarme en un avión y conocer Budapest, Viena y Bratislava, con Madrid como ciudad de paso.
Budapest
En muchos aspectos, la ciudad me ha recordado a Lisboa. La capital húngara es, a muchos efectos, una ciudad totalmente decadente en la que aún se puede respirar el antiguo pasado (no tan lejano) comunista. Además, la separación de Buda y Pest es, cuanto menos, bastante singular y para conocer el por qué podéis hacer un tour (de los free) por la ciudad o mirarlo en wikipedia, pero no me seáis cutres. De todos modos, hay varias teorías sobre la procedencia de los nombres de la ciudad, y aún no se sabe con exactitud cuales fueron el origen de cada una.
Vistas de Buda desde la orilla del Danubio en Pest |
Además, existe un monumento a las víctimas del nazismo que generó muchísima controversia, pues fue erigido de noche y en el se exime a Hungría de toda clase de culpa durante la II Guerra Mundial. Como protesta, los propios ciudadanos depositan objetos relacionados con el "motivo" del monumento frente a este, "monumento vivo" lo llaman y, en mi opinión, mucho más emotivo.
El Parlamento de Budapest es el edificio que más impresiona, no solo desde fuera, sino también por dentro. Es el edificio más grande de toda la ciudad y su interior, que alberga las joyas de la corona (y las salas más lujosas), está decorado con mármol y oro, mucho oro.
El Parlamento de noche desde Buda |
La zona de Buda incluye la zona del Bastión de los Pescadores, cuyo nombre indica cuál fue su función en el pasado. Es una de las zonas más bonitas de la ciudad desde donde se aprecia una panorámica de toda la ciudad.
Y, obviamente, no podía faltar la visita a las termas, donde pasamos toda la tarde.
Las noches en Budapest estaban hechas para disfrutarlas en los Ruin Pubs, antiguos edificios abandonados donde todo servía para formar un pub de lo más alternativo (y barato).
Ginger in da haus <3 |
Viena
La capital austriaca no tiene nada que ver con Budapest. En Viene se respira lujo por todos lados, toda la ciudad está repleta de edificios monumentales y señoriales, además de tiendas lujosas.
Uno de los atractivos de la ciudad es el palacio Schönnenbrunn, donde vivió la famosa emperatriz Sisi (y su marido, pero ella es más famosa).
Lovely ladies at SB |
El interior es precioso, y lujoso, pero no demasiado llamativo. Al menos no es tan feo como el de Neuschwanstein, pero he de decir que este me dejó más indiferente que el alemán.
Otro aspecto de la ciudad que me decepcionó un poco fue la famosa Ópera. Me explico, es bastante bonita, pero me esperaba algo más. Eso sí, en el tour que hicimos nos explicaron cómo funcionaba el teatro en sí, su historia (casi todos sus arquitectos se suicidaron), el famoso baile (que aún hoy en día se celebra) y cómo funciona entre bambalinas, y todo ello le sumó interés al lugar.
Btw, Goethe rules |
No obstante, tal vez uno de los lugares que más me enamorase fuera este:
Biblioteca Nacional de Viena |
Ro <3 |
Es la columna de la Peste, erigida una vez que esta abandonó la ciudad, de estilo barroco, por orden del emperador Leopoldo.
Y por último, pero no por ello menos interesante, en Viena nos topamos con alguien que no sabíamos que era autriaca, sino sevillana. Nos equivocábamos. Tal vez era un recordatorio para que no olvidáramos la ciudad que nos unió.
Sí, es la Macarena |
Bratislava
Y por último, Bratislava. No voy a decir que Bratislava sea fea, porque no lo es, sino es que simplemente es Bratislava. Y digo simplemente porque no hay mucho que ver en una ciudad donde uno de los mayores atractivos es que puedas abrir un restaurante con un par de euros. Además, después de venir de dos ciudades en las que habíamos visto (y andado) tanto, nos supo bastante a poco, aunque como broche final al eurotrip viniera genial al poder relajarnos más.
Ópera de la capital eslovaca |
Vistas del castillo de noche |
Iglesia azul, en Art Nouveau |
Edificio antiguo en el centro de la ciudad |
Food!
Obviamente no podíamos irnos de esas tres ciudades sin probar sus delicatessen:
Tartar |
Langosh húngaro |
Especie de pasta eslovaca (con mucho queso) |
Madrid
Y, por último, la capital española sirvió como ciudad de paso entre Lisboa y Europa y como sitio de reencuentro de viejos amigos.
Y hasta aquí mi crónica, larga, aunque con muchas fotos, de mis trotes por Europa durante un par de semanitas.
PS. Ro, danke an die Fotos.
PS2. Como siempre, dedicado a mi Aizpuru.
Auf Wiederlesen!