martes, 25 de junio de 2013

Mr. Fahrenheit in Heidelberg IV

Probablemente esta sea una de las últimas entradas que haga, ya que queda un mes y poco para regresar a casa. Aunque después de estos meses aquí, no sé qué ciudad considero más mi hogar; si la gaditana o la alemana. De todos modos, la cuenta atrás ha comenzado. 
Y la verdad que estos últimos meses han estado bastante moviditos, a decir verdad. No solamente hemos viajado, como he contado en otras entradas, a sitios espectaculares, sino que en Heidelberg tampoco han dejado de suceder cosas, y todas ellas buenas. Vayamos por partes.
El primer acontecimiento importante que pasó fue la fiesta del Thingstätte, el anfiteatro de época nazi que hay en el Philosophenweg, en lo alto de la montaña, vamos. Esta fiesta tiene relación con Halloween, pero mientras la primera es la llegada de las brujas a las puertas del invierno, esta lo es para la llegada del bueno tiempo, y próximamente el verano. La fiesta consiste en que los jóvenes suban de noche a anfiteatro con antorchas, cual caza del lobo. Tuvimos un poco de mala suerte porque llovió un poco y hubo mucha menos gente, pero eso no evitó que nos lo pasáramos genial. 






Unos días después, descubrimos el Mandy's (bueno, ya sabíamos que estaba allí, pero nunca habíamos ido). Es un bar dentro de un vagón de tren a lo más estilo años cincuenta en U.S.A. Totalmente al estilo de Grease, y nos pusimos las botas. 






Días después tuve el honor de recibir la visita de Cris Gafapaste, una compañera de la UPO en Sevilla que está haciendo su Erasmus en Köln, y que se moría de ganas por venir a verme. Y sinceramente, la ciudad le encantó. Aquí os dejo unas fotos del fin de semana que pasó aquí.







Además, le pilló aquí el "día americano" que conmemora la liberación de Heidelberg por parte de los estadounidenses durante la II Guerra Mundial. A raíz de ese hecho, hay bases militares en la ciudad y se fijó dicha celebración, en la cual se celebra una regata y hay fuegos artificiales por la noche. 
Sin embargo, no todo es celebraciones, ya que hubo una pequeña manifestación en contra de este día, debido a la política del país. 


Esa semana, fue el Fabergefühle Festival, o fiesta de la pintura. Un festival de dos días al aire libre en el que nos daban una bolsa con pintura, de ahí el nombre de la fiesta, obviamente. Mejor ved las fotos. Fue un día increíble. 






Y bueno, a finales de Mayo principios de Junio tuve la segunda visita de Pablo con Gema y Marta, de Saarbrücken. Esta vez se quedaron más tiempo, un fin de semana entero. Y descubrieron que la ciudad es mucho más bonita en esta época del año y volvieron a visitar los mismos sitios (ya que Marta no vino con ellos en Noviembre) pero con otra persepectiva. Tuvieron la suerte de ver la ciudad en pleno mercado navideño y a la entrada del verano. 







Sin embargo, y paradójicamente  la llegada del mes de Junio no fue tan veraniega como se esperaba, ya que las lluvias causaron inundaciones por muchas partes de la ciudad, y también por otras regiones del país. 


Pero, aunque el buen tiempo veraniego del que estoy más acostumbrado aún no haya llegado, las inundaciones y lluvias se fueron, y cada vez más nos van dejando treguas que podemos aprovechar haciendo barbacoas a orillas del Neckar y pasando allí tardes muertas. 



No obstante, ya se nota que el fin se acerca, tanto en los que se alegran por su inminente regreso a España, como para los que no deseamos movernos. Ya comienzan a celebrarse las fiestas de despedida, de hecho ya hemos tenido una, y cada vez nos preocupamos más por comprar los billetes del último vuelo y cómo lograr enviar todo lo que hemos estado acumulando durante un año entero de vuelta a España. 
Yo siempre he mantenido que me va a costar bastante volver a adaptarme a mi vida en España, que desgraciadamente es la vida real, pero qué queréis que os diga; también hay ganas de volver a ver a los que están allí (aunque los he podido ver durante este año de un modo u otro) y pasar las horas leyendo en las playas de Cádiz.
Y como siempre que acabo una entrada sobre la vida en Heidelberg, unas fotos de nuestras salidas nocturnas. 






Auf wiederlesen!
                   

lunes, 3 de junio de 2013

Mr. Fahrenheit in Polen

Hoy vengo a contaros el viaje más reciente que he hecho. Y bueno, le llamo viaje por llamarlo de alguna manera, porque la verdad es que fue una odisea de principio a fin. Eso sí, fueron cuatro días en los que mejor no me lo pude pasar, y conocí un país que me impresionó mucho más de lo que pensaba y que ahora recomiendo a todo el mundo visitar, porque merece la pena. Y mucho. 


Warsaw 

El viaje que teníamos pensado hacer y que, aunque con algunas alteraciones debido a las circunstancias hicimos, era Varsovia, Cracovia y Auschwitz. La primera parada era la capital, y simplemente saliendo de Heidelberg, comenzó la odisea. El autobús que nos llevaba hasta el aeropuerto de Frankfurt salía a las 8:20 y nuestro vuelo a las 12:40, llegando el autobús en dos horas y media. Un poco justos pero nos daba tiempo de sobra. O eso creíamos. El autobús se retrasó y tuvimos que correr como nunca en nuestras vidas. La misma sensación que cuando crees que vas a perder el bus, pero a otro nivel. Finalmente y tras veinte minutos corriendo conseguimos llegar, exhaustos, pero llegamos. Yo no digo que la Erasmus nos pone a prueba por decirlo. Es completamente verdad, y que tendríamos que haber cogido el anterior bus, también. 
Llegamos sanos y salvos a Varsovia y tras dejar las maletas en el hostal, que estaba bastante bien, nos fuimos a conocer la capital. Y como he dicho antes, me sorprendió bastante. Es una ciudad preciosa, diferente a otra ciudad que haya visto antes (en realidad como cualquier capital que he visitado hasta ahora). Aquí os dejo las fotos para que juzguéis por ustedes mismos. 

Calle principal de la capital

Plaza de Copérnico, que era polaco

Universidad de la ciudad

Plaza de Segismundo

Antiguo Palacio Real, reconstruido tras la IIWW. 

Casas típicas de la ciudad



Museo de Marie Curie, polaca también


Uno de los barrios de la ciudad se llama Praha


Sirena de Varsovia, símbolo de la ciudad y relacionada con la de Copenhague


Edificio de época comunista

Si tocas esta campana tres veces y giras alrededor de ella volverás a la ciudad
Típico héroe polaco
El segundo día hicimos un Free Tour, que estuvo bastante bien, y el guía era muy bueno. Gracias al tour pudimos saber cosas interesantes de la ciudad, como la leyenda de la sirena de la ciudad; era hermana de la de Copenhague (famosa por la historia de Andersen) y ambas decidieron separarse; una fue a la capital danesa y la otra a la polaca. Esta última fue raptada por un vendedor y salvada por un héroe, por lo que prometió proteger siempre a la ciudad. 
Otro dato curioso es que la ciudad es una reconstrucción casi por completo. Fue destruida un 85% más o menos durante la guerra. Y aunque obviamente no quedase igual, hicieron un gran trabajo, por lo que fue premiada por la UNESCO como una de las mejores reconstrucciones.
Bueno, y nuestra aventura comenzó cuando el segundo día empezó a molestarme el ojo derecho, como siempre, todo me pasa a mí. Tuve la mala suerte de que la lentilla me causó una pequeña herida al mezclarse con el jabón en la bolsa de los líquidos; no tuvo importancia, pero al ser en el ojo me dolió muchísimo más. El caso, tuvimos que ir al médico, y después de ir a tres distintos llegamos al único de la ciudad que tenía oculista (primera cosa lamentable de la sanidad pública polaca y en una capital) y además de recibir un trato que dejaba bastante que desear nos dijeron que tenía que esperar con ese dolor insoportable durante unas siete horas. Sin embargo, nosotros, que no tenemos más cara porque no podemos, entramos y le dijimos que me echase algo en el ojo que no podía más con el dolor (cosa que era cierta). Pero vamos, aquello era indignante y te dejaba con bastante impotencia. Así que nos pasamos una tarde entera yendo de médico a médico para nada, porque al final nos tuvimos que ir desesperados ya. La diferencia, al día siguiente fuimos a otro (por la mañana sí abrían otros) y en media hora me atendieron y todo; lo único que pasé el resto del viaje con dos gafes y el ojo tapado. Pero a los dos días ni rastro del dolor. 
Así que después del médico nos pusimos rumbo a Cracovia; siguiente parada de nuestro viaje.

Krakow

La ciudad universitaria de Polonia por excelencia también nos encantó, con la única diferencia que debido a mi problema ocular no pudimos disfrutarla tanto como la capital. Pero aún así es una ciudad que también nos encantó, y además vi a Sergy, compañero de la UPO que está de Erasmus allí y que resultó ser un guía genial. Quién nos iba a decir hace dos años cuando nos conocimos que íbamos a quedar en Polonia. 
Aquí unas fotos. 


Catedral de la ciudad. Las dos torres tienen formas distintas, debido a una leyenda que tendrá algo de verdad. Se le mandó a dos hermanos hacer una cada uno, sin embargo uno de ellos al ver que la del otro estaba resultando ser más bonita, lo mató; por eso hay una más baja que la otro. El hermano asesino terminó la suya, y luego se suicidó.

Plaza del mercado, inmensa
 
Dragón sobre el cual existe una leyenda, escupe fuego cada poco tiempo

Universidad de la ciudad

Otra vista de la plaza del mercado

Castillo de Wawel

Escalera que sirvió  para una de las escenas de la lista de Schindler

Sergy y yo en el barrio judío

Comida típica polaca

Auschwitz

Tras despedirnos de Sergy y de Cracovia, al día siguiente fuimos a conocer el más conocido de los campos de concentración; el de Auschwitz-Birkenau. 
Sinceramente, pensé que iba a pasarlo bastante peor. La verdad que no pudimos ir con un guía, sino la cosa hubiera cambiado seguramente. El campo en sí era como el de Dachau pero mil veces más grande, tan grande que no podías ni imaginar la de barbaridades que pasaron allí.
Sin embargo, la parte del museo sí que te pone los pelos de punta. En ella, además de explicarte la historia del campo, te muestran las fotografías de las miles de personas que estuvieron y murieron allí, y además al lado de ellas, fotografías de las mismas personas un par de años antes, cuando no podían ni imaginar lo que iban a sufrir.
Además, y creo que eso fue lo peor, tenían en vitrinas (inmensas, claro) las pertenencias de todos ellos; desde las maletas, hasta el pelo que les cortaban pasando por piernas ortopédicas, zapatos, ropa (de bebé incluida) o gafas. Horrible. Creo que por mucho que se visiten esos sitios, nadie que viva ahora mismo podrá ni llegar a imaginarse cómo tuvieron que pasarlo esas personas ni las atrocidades que tuvieron que sufrir.






Parte de las cámaras de gas, destruidas por los propios nazis

Monumento a todos los que murieron, en distintos idiomas
Y hasta aquí la entrada de el viaje a Polonia. Como he repetido varias veces es un país que sorprende bastante y que merece muchísimo la pena visitar (y además, muy barato).  bueno, y la vuelta resultó ser normal, cogimos el vuelo sin prisas y nadie resultó herido.

Auf wiederlesen!